Agustín Luna fue una promesa auspiciosa en el panorama musical y guitarrístico argentino. Ahora es una realidad, que lo sitúa como un auténtico modelo de intérprete, arreglador y compositor.
A su abnegado estudio académico le sumó desde adolescente una búsqueda decidida de los lenguajes musicales más arraigados de nuestra tierra. En esa paciente, serena y al mismo tiempo fervorosa búsqueda, se acercó a quienes consideraba sus maestros e incorporó conocimientos y vivencias que se fundieron con sus propios saberes.
Esa búsqueda de las fuentes es uno de los rasgos que más respeto en Agustín, pues confío plenamente en las transmisiones de la cultura para mantenerla viva, para interpretarla como sujeto y no mero espectador de la misma.
En esa entrega, Agustín Luna se construyó como un intérprete que despliega un manejo de las señales sutiles de lenguajes musicales que, desprovistos de esas sutilezas, pierden su carácter de mensajería de identidades profundamente arraigadas en los pueblos.
A esa condición le aporta una técnica admirable, que combina los recursos de la guitarra clásica con los populares y con un desarrollo propio de sonoridades.
En la composición e interpretación de sus arreglos, Luna vuelca una creatividad singular desde su manejo polifónico de la guitarra. Por su profundo estudio del repertorio clásico, podemos percibir la influencia de compositores como Bach, Villa Lobos, entre otros, entremezclandose con un tango o una pieza folklórica.
Agustín es virtuosismo, sensibilidad y emoción.
En un país de excelencia guitarrística, es un ejemplo a seguir.
Juan Falú, julio de 2022.